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lunes, 17 de junio de 2013

La doncella del mar 21

¡Hola a todos!
De nuevo he estado ausente por mucho tiempo... Esta vez han sido, como siempre, los exámenes que no paraban de ponernos y debido a que había estado escribiendo en folios y había perdido la continuación...

Si es que tener la continuada la historia de una forma y tener que volver a escribirlo no me gusta... De echo, ya no recordaba nada de lo que os pongo esta semana, ni la apariencia de la Abuela ni de la casa, sólo recordaba que Nsra iba a hablar con ella y lo que le contaba.

Bueno, dejo de liarme con esto y os dejo la tan esperada (no me lo trago ni yo) continuación de La doncella del mar.


Nsra nadaba hacia la casa de la Abuela.

- Nosotras nos quedamos guardando esto, tú ve a ver a la Abuela. – Le había dicho Nrya.

No tardó mucho en llegar, la casa de coral estaba en el límite del pueblo.

Nsra se detuvo un momento, dudando, pero inmediatamente llamó a la puerta.

A penas le había dado un par de golpes cuando la puerta se abrió.

- Bienvenida, Nsra. – Le dijo la anciana con una agradable voz y una amable sonrisa. – Te estaba esperando.


- Hola, Abuela. – Respondió Nsra entrando a la casa.

La casa era acogedora, transmitía una sensación de calidez y tranquilidad.

Era bastante más grande que la casa de Nsra y estaba dividida en varias estancias.

El salón, la habitación a la que se dirigió la Abuela era espacioso. Tenía una mesita en el centro, rodeada por dos sillones y un sofá.

La anciana se sentó en uno de los dos sillones, de espaldas a una amplia ventana.

- Ven, hija, siéntate. – Le dijo señalando el sofá.

Nsra se sentó y observó a la Abuela.

Era la sirena más mayor de la zona, llevaba cientos de años a sus espaldas.

Las sirenas eran realmente longevas, pero pocas llegaban a alcanzar la apariencia de ancianas humanas, hacían falta bastantes siglos para ello. Pocas pasaban del equivalente a la mediana edad humana.

La Abuela era uno de esas sirenas que llegaban a la vejez y se convertía en consejera de las demás gracias a su vasto conocimiento.

- ¿Qué querías consultarme? – Preguntó la Abuela ofreciéndole unas pastas con un gesto.

Nsra cogió una y se la comió mientras pensaba cómo explicar sus preocupaciones.

- Tengo un sueño que se repite a menudo desde hace un tiempo.

- ¿Podrías explicarme el sueño? – Preguntó la Abuela con un tono amable y cálido.

- Si tuviera una abuelita se sentiría así, seguro. – Se dijo Nsra.

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